La indicación geográfica se utiliza para identificar productos cuyas características son otorgadas por las cualidades naturales del medio geográfico y son identificados como originarios de la zona, con determinada calidad, reputación u otra característica, por mencionar algunas: “relojes suizos”, “queso Roquefort”, “El Tequila”, “Cognac”, “Escosés” y “la seda tailandesa”.
Por lo general, una indicación geográfica consiste en el nombre del lugar de origen del producto, como el “Café de Colombia” o el té negro “Darjeeling” originario de la India. Pero también existen nombres que no necesariamente corresponden a lugares geográficos, como “vino verde” (Portugal), “cava” (España) o “aceite de argán” (Marruecos), el tratamiento legal depende de la normativa interna de cada país y obviamente de la aceptación del consumidor.
Es importante mencionar que el uso de las indicaciones geográficas no se limita solamente a los productos agrícolas, ya que también reconoce y resalta determinadas habilidades y tradiciones de fabricación. Ese es el caso de la artesanía, que generalmente se elabora a mano utilizando recursos naturales locales y manufactura tradicional.
¿Cuáles son los beneficios de la declaratoria de una Indicación Geográfica?
- Ganancias económicas: en la comercialización y exportación de los productos.
- Protección jurídica: permite diseñar estrategias de observancia y comercialización.
- Impide la competencia desleal: ayuda a identificar las imitaciones o falsificaciones.
- Confianza: El consumidor y los comercializadores las conocen y confían en su calidad.
- Valor agregado: Otorga al producto un valor agregado que se ve reflejado en el precio.
- Cohesión: genera unidad entre los productores de determinada zona geográfica y demás agentes que intervienen en su producción y comercialización.
- Diferenciación: distingue las características propias del producto y facilita el acceso a los mercados internos y externos.
- Código de prácticas o reglamento de uso: su elaboración es indispensable a fin de generar sistemas de trazabilidad, verificación y control con el objeto de garantizar calidad y conformidad.
Desde la adopción en 1994 del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC), se le ha prestado a este tema una atención cada vez mayor por parte de los gobiernos, productores, exportadores y consumidores. Ante la realidad de un comercio internacional cada vez más abierto e interrelacionado su adecuada protección se encuentra ahora más vigente que nunca.
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