¿Una opción para las MIPYMES?
…será necesario analizar a corto y mediano plazo si la LFE efectivamente está cumpliendo su objetivo de “facilitar” la creación de riqueza “aprovechando” las oportunidades presentes en el entorno…
¿Una opción para las MIPYMES?
…será necesario analizar a corto y mediano plazo si la LFE efectivamente está cumpliendo su objetivo de “facilitar” la creación de riqueza “aprovechando” las oportunidades presentes en el entorno…
Por Edvin Montoya | Socio, Lexincorp Central American Law Firm
La Ley de Fortalecimiento al Emprendimiento (LFE), entró en vigencia el 28 de enero del 2019, con el objetivo de incentivar y fortalecer el emprendimiento en el país, agilizando el proceso de formalización mediante una nueva figura jurídica. La LFE define el “emprendimiento” como la manera de pensar y actuar orientada hacia la creación de riqueza aprovechando las oportunidades presentes en el entorno, para satisfacer las necesidades de ingresos personales a través de la innovación de procesos y productos que generen competitividad y cuyo resultado sea la creación de valor en beneficio de la persona, la empresa, la economía nacional y la sociedad.
Posteriormente, en marzo del 2019, el Ministerio de Economía emitió el Reglamento de la LFE, con la finalidad de desarrollar la normativa necesaria para la implementación de las Sociedades de Emprendimiento.
Dentro del marco regulatorio contenido en la LFE y su reglamento, es importante resaltar los siguientes aspectos:
Cabe cuestionarse si las MIPYMES pueden beneficiarse de la normativa aplicable para las Sociedades de Emprendimiento y si ésta efectivamente cumple con el objetivo de “agilizar” el proceso de formalización de los emprendimientos creando una nueva figura jurídica “reduciendo” los tiempos y costos de los trámites de inscripción. Es contradictorio que aún se deban cumplir varios requisitos previos para su constitución, hacer un trámite ante un Registro Público y velar por el debido cumplimiento de requisitos adicionales posteriormente a su inscripción. Además, se establecen mecanismos alternos de solución de conflictos para resolver controversias entre accionistas o de éstos con terceros y en última instancia, acudir al proceso arbitral, lo cual no es necesariamente menos costoso. Además, las plataformas electrónicas del Registro Mercantil y de la SAT han sufrido varios colapsos que, contrario al objetivo de la ley, obstaculizan y retrasan considerablemente los procesos de formalización.
En conclusión, ha transcurrido un año desde la entrada en vigencia de la ley y al 16 de marzo del año en curso, se han inscrito 50 Sociedades de Emprendimiento, por lo que será necesario analizar a corto y mediano plazo si la LFE efectivamente está cumpliendo su objetivo de “facilitar” la creación de riqueza “aprovechando” las oportunidades presentes en el entorno, para “satisfacer” las necesidades de ingresos personales a través de la “innovación” de procesos y productos que generen “competitividad” y cuyo resultado sea la “creación de valor” en beneficio de la persona, la empresa, la economía nacional y la sociedad; especialmente ante la actual situación económico-social del país, agravada por el Estado de Calamidad y las Disposiciones Presidenciales, decretados como consecuencia de la Pandemia COVID-19.